lunes, 25 de noviembre de 2013

TABÚ, de Miguel Gomes


Aquí os dejo la crítica de una de mis pelis favoritas del año pasado (como ya indiqué en la pasada publicación). Nota importante: recomiendo no leerla sin haber visto la película.



El viudo, la buena y la adúltera
Tabú, de Miguel Gomes

Esta película, cautivadora desde su primer fotograma al último, comparte título a modo de homenaje con la película de F.W.Murnau de 1931. Si la película de Murnau nos mostraba en su primera parte el “Paraíso” y en su segunda el exilio en el “Paraíso perdido”, en la película de Miguel Gomes, las dos partes, precedidas por un prólogo, hacen el camino inverso; inicia en el “Paraíso perdido”, en una Lisboa actual, y concluye en el “Paraíso” de la África colonial del pasado.

Tanto en el prólogo como en las dos partes, se nos muestra la imposibilidad de estar con el ser amado: en el prólogo porque ella ha muerto, en la primera parte porque Pilar no lo ha encontrado y en la segunda parte porque nos narra un amor adúltero y por tanto prohibido, tabú.

En el prólogo, un cazador va acompañado del espectro de su amada, y como ella le anuncia, ni el suicidio le hará librarse de su recuerdo.
En la primera parte “Paraíso perdido”, la protagonista es Pilar, todos los personajes reconocen su bondad pero no se la compensan, o lo hacen de un modo que ella no desea, lo que la lleva a la insatisfacción. Aurora, la vecina de Pilar, se llama igual que otro film de Murnau con el que también tiene mucho que ver la película que nos ocupa, Sunrise de 1927 (traducida en Portugal como Aurora). Esta mujer es extravagante; en su presentación, su mucama y Pilar van a recogerla al casino porque “lo ha perdido todo” y no tiene dinero ni para un taxi. Allí asistimos a la explicación del sueño que la ha llevado a apostarlo todo porque como ella dice “la vida no es como los sueños, pero si no hubiese venido aun me estaría preguntando”. Esta secuencia tiene  un planteamiento formal interesante: planos fijos con un fondo en movimiento debido a una plataforma giratoria.



Cuando Aurora ve cercana su muerte reclama que busquen a un hombre, a Gian Luca Ventura. Pilar lo encuentra, pero no llega a tiempo. Tras el entierro, Ventura nos cuenta su historia de amor con Aurora, dando lugar a la segunda parte del film: “Paraíso”. Aquí la voz de Ventura narra un pasado mudo en diálogos, pero rico en silencios y sonidos ambiente que el director desea remarcar, lo cual nos permite fijarnos más en la gestualidad de los personajes. Valga como ejemplo un comentario que me hizo mi madre dos días después de haber visto Tabú, en el que me confesaba que esta película le había dejado algo dentro, porque estaba muy bien contada. Es cierto, Tabú (como es habitual en las buenas películas) es espléndida por el cómo se cuenta, por su fantástica puesta en escena. Esta visión de Miguel Gomes consigue que, algo tan trillado como un triángulo amoroso, nos estremezca. Desde la primera mirada entre Ventura y Aurora sabemos que se desean, y presentimos el peligro de un posible amor prohibido sin escuchar una sola frase.

 

El Tabú de Miguel Gomes se acerca también a los films de Murnau en el aspecto fotográfico, ya que está rodada en película en B&N en un formato 4:3. La primera parte, en un tiempo actual, se nos presenta con una mayor nitidez(rodado en 35mm), bajo una realización más clásica, los movimientos de cámara son limpios, estabilizados. En los encuadres se tiende a dejar más aire por arriba en los planos abiertos (quizás porque a estas mujeres el mundo ya les pesa sobre sus cabezas). Las partes que hacen referencia al pasado (el prólogo y la segunda parte) están rodadas en 16mm por lo que el grano de la película se hace más presente. Aquí encontramos una cámara más libre, acorde al momento que nos narra. 
Otro aspecto reseñable es la banda sonora, que se convierte en un personaje más en esa parte muda en diálogos, en la que sólo se oye lo que sus labios pronuncian cuando cantan la música de los RamonesBaby, I love you” o del Conjunto Oliveira MugeCosi Come Viene”. La canción presente en ambas partes es la versión de “Be my baby” de Les Surfs, que aparece en los momentos en que se hace patente la insatisfacción de los protagonistas: en la primera parte, mientras suena, Pilar llora aunque tiene un hombre al lado que la quiere, pero al que ella no corresponde; en la segunda se escucha cuando Aurora tiene en su vientre al hijo de su marido, mientras su verdadero amor está lejos y parece haberse ido para siempre, y en un montaje paralelo lo vemos a él, Ventura, también llorando mientras canta los coros de esta misma canción. Además la letra tiene mucha relación con sus sentimientos pues dice “mi amor por ti nunca cambiará” y una de las frases con las que define su sentimiento Ventura es como “amor incombustible”. Uno de los aciertos de guión es el no reencuentro físico de Aurora y Ventura en la primera parte, ya que éste no les permitiría recuperar el tiempo perdido.



Otro elemento que relaciona las partes es la naturaleza, vemos cómo  siempre está presente en la vida de Aurora y Ventura aunque estén en la ciudad: el salón de Aurora tiene enredaderas, éstas también adornan los pilares del asilo donde vive Ventura, y cuando éste cuenta su historia, en la cafetería, hay una mini selva. También funciona como pieza unificadora el hecho de que Ventura vista la misma chaqueta y sombrero en las dos épocas.



Terminaré diciendo que recomendar esta película supone hacer un regalo cinematográfico, de esos que dejan poso y ganas de más. Fantásticos actores, bien dirigidos, una película bien realizada con una fotografía que combina muy bien con la historia y un modo de utilizar el sonido que la hace especial. Un ejemplo de buen cine que nos muestra una vez más la excelente salud del cine portugués. Nuestro vecino peninsular consigue producir pocas películas cada año, pero de una calidad envidiable que debería hacer reflexionar a nuestro país.